Las ciudades
están compuestas, integradas por personas y lugares con sus
costumbres; este aserto recuerda las verdades de Perogrullo. Sin
embargo, es tan evidente, resulta tan a la vista que al igual del
cartero asesino de uno de los relatos de Chesterton, protagonizado
por el padre Brown, resulta invisible. Los libros de Historia suelen
pasar de puntillas sobre ciudadanos corrientes, que con sus pequeñas
decisiones diarias construyen el quehacer cotidiano de sus ciudades.
Y esa ciudadanía se mueve, ama, discute, compra y vende, vive y
muere en las casas, calles y plazas, en los lugares de esa ciudad, de
su ciudad, pueblo o aldea perdida en un paisaje inhóspito o amable.
Algunos libros de Historia recogen, como un apéndice, en un capítulo
específico la descripción de edificios o lugares señeros de la
región o ciudad historiada. Suelen ser los menos; esa tarea se deja
para las guías turísticas.
Es por eso
que es de alabar, la labor de diversas personas y colectivos
algecireños que están rescatando del olvido lugares y personas del
pasado de nuestra Ciudad. Gracias a todos ellos y a Al-Cultura por
esta muestra y por concedernos a mi amigo don Antonio Haro y a mí la
oportunidad de hablar, de dialogar sobre algunas personas y lugares
entrañables.
Luis Alberto del Castillo Navarro
Cronista Oficial de la ciudad de
Algeciras